Unos ciento noventa niños y niñas de la ciudad de Camoapa y de algunas comunidades, recibieron este siete de diciembre el sacramento de la comunión en el templo San Francisco de Asís. La misa que duró aproximadamente dos horas y estuvo seguida también por los padres de familia y los catequistas de la parroquia.
—–Celebración de la Purísima cumple cincuenta años de festejarse oficialmente en Camoapa—–
El párroco de la iglesia San Francisco de Asís, padre Mario Talavera, indicó que recibir la comunión para los pequeños, debe ser un motivo de verdadera alegría, porque es la primera vez que reciben el cuerpo místico de Jesucristo.
La comunión acerca a estos niñas y niños a la vida cristiana, tienen mayor participación dentro de la iglesia, es un verdadero regalo divino que puedan alimentarse espiritualmente. Esa integración debe ser acompañada por los padres de familia,” declaró el presbítero.
La niña Fátima del Carmen Fargas, fue una de las jovencitas que recibió el sacramento y afirmó que previo a recibir la hostia se sentía muy nerviosa, aunque ya había sido instruida por su catequista sobre cómo comportarse en ese momento frente al sacerdote.
—–Casa de la mujer promoverá bazar a beneficio de esa organización—–
Luego de recibir la comunión, me puse de rodillas y luego rece, se me quitaron los nervios”, contó brevemente la niña.
La señora Cruz María Flores Lezcano, una de las responsables de la catequesis de la parroquia, indicó que todos esos niños y niñas recibieron su formación como corresponde y aprobaron los niveles requeridos.
Nosotros los catequistas tratamos de instruirlos en lo que significa este sacramento, todo lo que necesitan saber para tener una buena vida cristiana”, detalló la catequista.
El padre Mario Talavera, hizo un llamado a los padres y madres de familia a continuar con esa formación espiritual para que sepan la verdadera importancia de llevar una vida cristiana adecuada.
—–Presentan informe sobre violaciones a la libertad de asociación en Nicaragua—–
En la catequesis se enseña, pero el hogar debe ser una permanente escuela de fe, esa labor nunca se termina”, finalizó el presbítero.