
Persecución policial a sacerdotes católicos
Al menos tres sacerdotes nicaragüenses han denunciado desde la semana pasada que son objeto de persecución por parte de oficiales de la Policía, quienes han mantenido una presencia constante y hostil en los templos católicos donde se encuentran.
Uno de los casos más preocupantes es el de monseñor Rolando Álvarez, quien ha declarado que está siendo “perseguido por la policía” sin justificación alguna. Según denunció, el asedio comenzó en su lugar de trabajo, en la iglesia y escaló hasta su vivienda privada. “Entraron a mi círculo familiar, llegaron a mi casa privada, familiar… poniendo en riesgo la seguridad de mi familia”, afirmó el religioso en un video publicado en su cuenta de Facebook.
Durante la eucaristía dominical celebrada este domingo en la iglesia Santo Cristo de Esquipulas, en Las Colinas, donde permanece refugiado en Managua, monseñor Álvarez denunció que agentes policiales profirieron ofensas contra sacerdotes que intentaron ingresar al templo para asistirlo en la celebración litúrgica.
Obstáculos a la celebración litúrgica
Uno de los afectados por estas restricciones fue el padre Pablo Villafranca, canciller de la Arquidiócesis de Managua. Los agentes policiales le negaron el acceso a la parroquia y también impidieron que cualquier persona ingresara, lo que obligó a monseñor Álvarez a celebrar la misa sin la presencia de fieles.
Otro caso es el del padre Harving Padilla, párroco de la iglesia San Juan Bautista, en Masaya. Este domingo denunció que los agentes policiales intentaron detenerlo cuando abrió el portón para permitir que un monaguillo saliera del templo y se reuniera con sus familiares.
El padre Padilla declaró que deja “en manos de Dios” lo que le pueda suceder y pidió al pueblo nicaragüense oraciones para superar las pruebas que está enfrentando.
Preocupación por hostigamiento a sacerdotes
Estos hechos se suman a una creciente preocupación por la libertad religiosa en Nicaragua. Las acciones denunciadas reflejan un clima de hostigamiento hacia la iglesia católica y sus representantes, quienes han pedido oraciones y solidaridad para enfrentar esta situación. Organizaciones internacionales y defensores de los derechos humanos han comenzado a manifestar su preocupación por el aumento de este tipo de incidentes en el país.