
Cada vez son menos las personas que acuden al parque central de Jinotepe a dar una “boleada” a su calzado, pese a esto el gremio de lustradores se resiste a desaparecer
A sus cortos 22 años Paola Cruz, es madre soltera de dos niños, por quienes hace cinco meses llegó al parque central de la ciudad de Jinotepe, Carazo, con su caja de lustrador en busca del sustento diario para sus hijos.
Lo que Paola no imaginó es que sería la única mujer entre 16 hombres que se dedican a la labor diaria de lustrar zapatos y que se enfrentaría a la difícil tarea de lidiar con el machismo y los estereotipos de que una mujer no puede desempeñar esa labor.
“Yo vine porque tengo la necesidad de trabajar y porque me gusta lustrar zapatos, aunque a los hombres les da pena que una mujer les lustre los zapatos, yo me llené de valor por la misma necesidad “, dijo Cruz mientras lustraba un par de zapatos café.
Pese a que la joven originaria de la ciudad de Dolores, fue acogida con cariño y respeto por el gremio de lustradores del parque, indica que ha tenido que vencer la vergüenza que sentía al lustrarle los zapatos a un varón debido a su falta de estudios y oportunidades laborales.
“Es un trabajo bastante cansado, se gana poco, pero me gusta que me tratan con respeto, que soy ejemplo para otras jóvenes y con lo que gano diario estoy sacando adelante a mis hijos, creo que todas las mujeres podemos desempeñar cualquier tipo de trabajo y no debemos ser causa de risas ni críticas porque todos solventamos nuestras necesidades a cómo podemos”, añadió la joven entre risas.
Pero no solo Paola se enfrenta al duro y difícil trabajo de lustrar zapatos bajo miradas extrañas. En total son 17 lustradores los que se encuentran ubicados en el costado oeste del parque central de la ciudad de Jinotepe, quienes a diario luchan por llevar el sustento diario a sus hogares, batallando con la falta de clientes y con la pérdida de una tradición que poco a poco agoniza.
Lustrar zapatos ya no es rentable
Para don Armando José Martínez, quien lleva 28 años lustrando zapatos, la situación económica del país y la falta de trabajo, ha permitido que dicha labor no deje buenas ganancias. Además que se están viendo afectados por el incremento en el precio de los productos.
“Nuestro día de trabajo inicia desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, de lunes a domingo, es bien cansado y lo más duro es que ya la gente no quiere que le lustremos los zapatos, uno porque usan más deportivos y otros porque no tienen trabajo o prefieren hacerlo ellos en sus casas”, alegó don Armando.

En un día bueno, un lustrador puede llegar a ganarse de 250 a 300 córdobas, pero hay días en los que solo logran lustrar un par de zapatos, lo que equivale a 20 córdobas, situación que ha provocado que muchos lustradores busquen otra manera de incrementar sus ganancias, obligando a que dicho trabajo desaparezca.
“Nosotros le trabajamos al pueblo, si el pueblo no se lustra nosotros no ganamos, pero gracias a Dios con los años cada quien se ha ido ganando sus clientes y son los que nos mantienen, no es nada fácil porque hay días que no se lleva nada en la bolsa uno, pero no tenemos otro trabajo que éste y aquí nos apoyamos unos a otros”, indicó Armando Martínez.
Buscan otras alternativas
Debido a la baja afluencia de clientes y las pocas ganancias obtenidas por lustrar zapatos, muchos están buscando otras alternativas como ir a hacer mandados al mercado y vender café.
Para Miguel Ángel Cruz la vida no ha sido fácil, pues desde los once años se dedicó a lustrar zapatos, según él porque nunca le gustó estudiar y ahora prefiere salir a recorrer las calles de los distintos barrios de la ciudad.
“Esto está duro, la gente no quiere lustrarse los zapatos, salgo a las calles a ver si hay más oportunidad que el estar aquí en el parque, pero igual, cuando no hago casi nada me voy al mercado a descargar camiones de arroz, porque tengo a mi mamá y a mi esposa a cargo, pero ya lustrar zapatos no es rentable”, refutó el joven.
Lustrar un par de zapatos cuesta 20 córdobas, pero una pasta para lustrar se cotiza en el mercado en 45 córdobas y según los lustradores, una semana les dura el producto.
“La gente lo podrá ver caro, pero 20 córdobas es poco, para poder llevar el sustento a casa hay que lustrar muchos pares de zapatos y muchas veces pasamos sentados aquí esperando clientes y sin comer porque no nos podemos dar ese lujo, que le vamos a hacer tenemos que buscar otras alternativas”, añadió Miguel Ángel.
De los ocho municipios del departamento de Carazo solamente en el parque central de Jinotepe, se pueden encontrar lustradores de zapatos, mientras que en la ciudad de Diriamba no queda ni uno solo, según el gremio de lustradores es porque la mayoría ha abandonado la labor y otros ya han fallecido.