Una fiesta que une a la fe mundial
El pasado 27 de abril, en todas las iglesias del mundo se conmemoró la festividad de la Divina Misericordia, una devoción promovida por San Juan Pablo II, quien estableció que esta celebración debe realizarse el domingo siguiente al inicio de la Pascua. Esta fecha es muy especial para las personas creyentes, ya que existe una profunda devoción popular a la Misericordia.
Durante las misas de esta conmemoración, en varios templos se invitó a la comunidad a poner su fe y confianza en Dios, recordando que nunca debemos perder la esperanza, aun en medio de las dificultades.
La misericordia que nunca falla
En la iglesia San Francisco de Asís en Camoapa, el padre Erick García destacó que la misericordia de Dios es infinita, a pesar del pecado que prevalece en la humanidad. “Lo que se nos olvida a veces es pedir perdón por nuestras culpas. El Señor, en su infinita misericordia, siempre nos perdona, aunque hayamos cometido graves errores. Si hay un verdadero arrepentimiento, Jesús nos perdona porque nos ama. Por eso, debemos poner nuestra confianza en Él y nunca perder las esperanzas, aunque el panorama sea oscuro y desolador”, expresó el sacerdote.
El padre Gerald Jarquín, de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús en la comunidad de Boaco Viejo, recordó que aunque la celebración de la Divina Misericordia es relativamente reciente, tiene un significado profundo: mostrar el inmenso amor de Dios hacia toda la humanidad.
Según explicó, Jesús, con su pasión y muerte, dejó claro su amor infinito por sus hijos e hijas, por eso esta festividad se celebra durante el tiempo pascual.
Un llamado al perdón y a la oración
El padre Jarquín también enfatizó que el verdadero objetivo de esta fiesta es acercarse con confianza a la divinidad de Jesús, reconociendo nuestras dificultades y pidiendo su perdón en cualquier situación de la vida diaria.
“Siempre hay problemas en la familia, en la comunidad, en el trabajo o incluso en la misma iglesia. Pero el Señor nos asegura que quien lo proclama no estará solo. También debemos orar por quienes se han alejado de Dios o actúan de forma equivocada, porque solo Dios puede transformar corazones. Por eso, debemos rezar constantemente la Coronilla de la Divina Misericordia”, animó el párroco.
La devoción a la Divina Misericordia tiene su origen en las revelaciones recibidas por Santa Faustina Kowalska, una religiosa polaca nacida en 1905. Entre 1931 y 1938, Santa Faustina fue testigo de varias apariciones de Jesucristo, quien le pidió que difundiera el mensaje de la misericordia al mundo.
Jesús le mostró una imagen con dos rayos saliendo de su Sagrado Corazón: uno rojo y otro blanco, que representan la sangre y el agua. Esta imagen es conocida hoy como el Cuadro de la Divina Misericordia.
El diario que cambió la historia: Confiar en la misericordia de Dios
A lo largo de su vida, Santa Faustina vivió en los conventos de las Hermanas de la Virgen María de la Misericordia, donde llevó una vida austera y de profunda oración. En su famoso diario, anotó sus experiencias y los mensajes que Jesús le comunicó.
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En sus escritos, Faustina resaltó la importancia de confiar en la misericordia de Dios, de rezar con devoción —especialmente la Coronilla de la Divina Misericordia— y de celebrar esta fiesta el domingo siguiente al Domingo de Pascua.
Reconocimiento oficial de la Iglesia
En 1993, el papa Juan Pablo II aprobó oficialmente la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia para toda la Iglesia Católica. Desde entonces, esta fecha especial es un recordatorio del llamado a confiar en el amor y la misericordia infinitos de Jesús.