Un hombre de campo con sueños grandes

Marcos Erminio Díaz Pérez, más conocido como don Marcos, es un camoapeño que durante más de tres décadas ha dedicado su vida a capturar los momentos más significativos de la comunidad. A sus 62 años, don Marcos es más que un fotógrafo: es un símbolo de perseverancia, humildad y dedicación, cualidades que lo han definido desde su infancia.

Nacido en la comunidad de Tesorero, su infancia transcurrió en la comarca Las Trincheras, donde aprendió las labores del campo y conoció el valor del trabajo arduo. “Crecí en una familia humilde, en medio del campo, donde lo primero que aprendí fue a sembrar y cuidar la tierra”, recuerda. Fue en Las Trincheras donde también aprendió sus primeras letras, pero para continuar su educación formal tuvo que trasladarse a Camoapa, donde estudió en el colegio San Francisco de Asís.

Don Marcos Díaz describe su infancia y sus estudios

Aunque soñaba con convertirse en ingeniero agrónomo, el camino no fue fácil. En los años ochenta, inició la carrera con el apoyo de su familia y se trasladó a Managua, pero las dificultades económicas y el contexto sociopolítico del país lo obligaron a abandonar sus estudios. Sin embargo, años después, con la llegada de la universidad a Camoapa, retomó su sueño y finalmente se graduó como agrónomo, demostrando que nunca es tarde para alcanzar las metas.

El nacimiento de una pasión de don Marcos

A principios de los años noventa, la vida de don Marcos dio un giro inesperado. Su interés por la fotografía, que había comenzado como una simple curiosidad en reuniones familiares, se convirtió en una verdadera pasión. “En 1992, compré una cámara pequeña para tomar fotos en las actividades de la familia. La gente empezó a pedirme que tomara fotos en eventos, y poco a poco se convirtió en mi trabajo”, cuenta con nostalgia.

Don Marcos Díaz habla de la pasión por la fotografía

Al principio, don Marcos trabajaba con equipos básicos, pero su deseo de mejorar lo llevó a capacitarse. “Aprendí sobre iluminación, ángulos y cómo sacar lo mejor de cada imagen. Eso me ayudó a ofrecer un servicio más profesional y a ganarme la confianza de la gente”, explica.

Un oficio de muchos años

Durante años, don Marcos ha sido el fotógrafo por excelencia de Camoapa. Ha estado presente en promociones, bodas, bautizos, comuniones y todo tipo de celebraciones importantes. Para muchos, sus fotos no solo eran recuerdos, sino verdaderas obras de arte que capturaban la esencia de cada momento. “La fotografía es más que apretar un botón. Hay que tener dedicación, buscar el ángulo correcto, jugar con la luz y centrar bien el objetivo. Cada imagen cuenta una historia, y hay que hacerlo con amor”, afirma con convicción.

Don Marcos Díaz habla de algunas técnicas para tomar fotografías

Además, don Marcos fue testigo del crecimiento de su comunidad y de los cambios en la forma de registrar los recuerdos. “Antes, no todos podían tener una cámara, así que era un lujo tener un álbum familiar. Hoy en día, con los celulares, muchos jóvenes están aprendiendo fotografía, pero siempre les digo que deben capacitarse y buscar su propio estilo”, aconseja.

En el ámbito personal, don Marcos formó una familia junto a Rosa Escorcia, con quien comparte una vida llena de amor y respeto mutuo. Su hija, Dayana Díaz Escorcia, lo describe como un hombre humilde, trabajador y de grandes valores. “Mi papá siempre nos enseñó que la educación y el esfuerzo son clave para salir adelante. En el barrio lo admiran porque es una persona tranquila, siempre dispuesto a ayudar y alejado de los conflictos”, comenta con orgullo.

Dayana Díaz Escorcia, hija de Marcos, lo describe como un hombre humilde, trabajador y de grandes valores.

La vida de don Marcos después de la cámara

Hoy en día, don Marcos se encuentra semi-retirado de la fotografía. Aunque la demanda ha disminuido debido a la competencia y los avances tecnológicos, todavía asiste a algunos eventos especiales para ofrecer su servicio. Sin embargo, ha retomado otra de sus grandes pasiones: la agricultura. En el patio de su casa, cuida pequeños cultivos que le permiten mantenerse activo y conectado con la tierra, esa que siempre fue parte de su vida.

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La historia de Marcos Díaz no es solo la de un fotógrafo, sino la de un hombre que supo transformar un pasatiempo en un medio de vida y, más allá de eso, en un legado para su comunidad. Para Camoapa, don Marcos es más que un testigo de sus momentos especiales; es un ejemplo de cómo la humildad, el esfuerzo y el amor por lo que uno hace pueden dejar una huella imborrable.

Don Marcos Díaz se dedica a capturar los momentos más especiales en eventos y actividades, inmortalizando recuerdos que perduran en el tiempo. Con más de tres décadas de experiencia, es un referente en Camoapa.
Don Marcos Díaz se dedica a capturar los momentos más especiales en eventos y actividades, inmortalizando recuerdos que perduran en el tiempo. Con más de tres décadas de experiencia, es un referente en Camoapa.

Su vida es una inspiración para quienes buscan perseguir sus sueños sin importar las dificultades, y su trabajo como fotógrafo será siempre recordado como un valioso aporte a la memoria colectiva de Camoapa.