La señora Blanca Alejandra Bonilla Gutiérrez, fue una pobladora de Camoapa que durante muchos años fungió como ministra de la Orden Franciscana Seglar del municipio. Según nos relatan sus familiares y amigos, ella ingresó a la organización por una invitación, que al principio rechazó, pero al pasar el tiempo se enamoró del espíritu franciscano.
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Alejandra Bonilla, como se le conoció en el pueblo. Nació el veinticuatro de abril de 1940, en el seno de una familia extensa, ya que tenía al menos diez hermanos. Yadira Duarte es una de las hermanas de la franciscana, quien la describe como una persona alegre, carismática y muy entregada a las actividades de la iglesia.
Duarte aseguró que la niñez y adolescencia de doña Alejandra transcurrieron con normalidad, incluso ella asumió en algún momento el rol materno con sus hermanos. “Ella no tuvo mayor educación hasta la primaria, creo, pero fue una mujer inteligente porque aprendió a cocer y bordar. Fue una persona excepcional, que tuvo una vida tranquila en su hogar”, enfatizó la maestra.
Fue ministra de la Orden Franciscana Seglar de Camoapa
Aunque no hay precisión de cuándo ingresó a la Orden Franciscana Seglar y fue ministra. Para quienes conocieron esa faceta de Alejandra Bonilla, afirman que entregó su vida a la orden para que no desapareciera. Andrés Guevara le recuerda con mucho aprecio. Considera que gracias a su esfuerzo como coordinadora, el grupo católico no se desintegró a pesar de las dificultades.
Guevara afirmó que fue una persona muy amable, entregada por completo a su labor en la iglesia y gracias a esa formación franciscana, fue muy generosa. “A través de ella, su esposo Domingo Duarte donó una manzana para que se construyera un proyecto habitacional en el sector donde está actualmente el hospital, también dejó su legado para la comunidad”, expresó el integrante de la orden.
Yadira Duarte, ratifica ese gran amor y devoción que profesaba su hermana, a San Francisco de Asís, incluso en los últimos momentos de su vida. “Recuerdo que ella siempre pedía en su lecho que le cantaran música franciscana, a pesar del dolor, eso para ella era una felicidad escuchar esos cantos”, detalló.
Doña Alejandra Bonilla, falleció hace unos quince años atrás, cuando tenía la edad de setenta y cuatro años, de una enfermedad que padeció durante un año. A pesar de las complicaciones que eso le trajo, sus familiares afirmaron que siempre la asumió con resignación porque decía que era la voluntad de Dios.