
Las protestas contra las restricciones impuestas por China en su estrategia de ‘cero covid’ se extendieron el pasado fin de semana a importantes urbes como Pekín, Shanghái o Nanjing, tras la muerte de 10 personas en el incendio en un edificio aparentemente confinado en Urumqi (noroeste) el jueves.
—–Queso carísimo golpea a fábricas de rosquillas rivenses—–
Según vídeos y testimonios que circulan en redes sociales, las muestras de indignación que inundaron el fuertemente censurado internet chino el viernes se transformaron ayer en vigilias en recuerdo de las víctimas, que, según indicaron algunos comentaristas, pasaron los últimos 100 días de sus vidas recluidos en sus domicilios.
Mientras la prensa oficial no da cuenta de los incidentes, algunas grabaciones mostraron cómo decenas de personas arrancaban ayer las vallas con las que las autoridades cierran las urbanizaciones confinadas en el vasto complejo residencial de Tiantongyuan, en el norte de Pekín, calificado a veces por los medios chinos como el más grande de Asia, con unos 700.000 residentes.
—–Dios siempre está presente y puede transformar a los opresores—–
La capital china, especialmente blindada contra los rebrotes desde 2020, experimenta ahora sus niveles más altos de contagios: según el último parte oficial, este sábado fueron detectados más de 4.300 nuevos casos, de los que el 82 % son asintomáticos según los estándares de las autoridades sanitarias.