Un estudio con personas de diferentes lugares del mundo muestra la universalidad de los aromas y los malos olores. El aroma de la vainilla o del azahar es agradable para los neoyorquinos, los chachi de las selvas del norte de Ecuador o los estudiantes de la Universidad de Ubon Ratchathani, en Tailandia, publicó El Pais.

En el otro extremo, el olor a cebolla podrida o a pies es desagradable para los habitantes de Ciudad de México, los pescadores Mah Meri de la península malaya o los Seri, cazadores-recolectores del golfo de California. Un estudio recién publicado muestra que, habiendo una gran variabilidad individual, la valencia positiva o negativa de los olores es universal.

La ciencia no ha avanzado tanto con el olfato como con otros sentidos. Con la visión, por ejemplo, conociendo la longitud de onda de la luz, se puede predecir de qué color se trata. Con el oído, la frecuencia de la onda sonora permite saber qué sonido es. Pero conocer la estructura química de una molécula no predice bien a qué olerá.