Un hombre que ha marcado la historia de Camoapa con su arte, su oficio y su espíritu de servicio comunitario

Luis Guillermo Hernández Ramírez, de 88 años, es reconocido en Camoapa como músico filarmónico, talabartero y fundador de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Camoapam R.L. Su vida refleja la perseverancia de quienes, con esfuerzo, abren caminos de desarrollo para toda una comunidad.

Nació en Malacatoya en 1937, hijo de Santos Hernández y Petronila Ramírez. Por circunstancias de la vida, pasó gran parte de su niñez en Managua, bajo el cuidado de su abuela materna. Allí enfrentó la pobreza extrema, vendiendo productos en un carretón desde los siete años para poder sobrevivir.

Me crié en la extrema pobreza, ayudando a mi abuelita a empujar un carretón para vender botellas vacías. Así fui aprendiendo que el trabajo era la única salida”, recuerda don Luis Guillermo.

Don Guillermo y el oficio de la talabartería

A los 16 años, un terremoto obligó a su familia a trasladarse a Camoapa. En esa ciudad inició su aprendizaje en talabartería con su padre y luego con José Manuel Robleto, quien se convirtió en su maestro. Con paciencia y dedicación logró destacar en este oficio que le dio sustento por casi medio siglo.

Mi trabajo era de calidad, por eso llegué a ganar más que otros talabarteros. Abrí mi propio taller y trabajé hasta 1996”, cuenta orgulloso. Su taller se convirtió en un espacio donde se forjaban albardas y aperos para los productores de la zona, siendo un oficio fundamental en una región ganadera como Camoapa.

El talabartero recuerda con cariño la pequeña casita de tierra y teja donde instaló su taller: un espacio sencillo, pero lleno de esfuerzo y sueños cumplidos.

La pasión por la música

Además de su oficio, Luis Guillermo Hernández Ramírez heredó de su padre la pasión por la música. Aprendió de manera autodidacta a tocar trombón y clarinete, convirtiéndose en un músico filarmónico que acompañó a generaciones en fiestas y celebraciones de la comunidad.

La música fue parte esencial de su vida, uniendo el trabajo con el arte y dándole identidad como un hombre multifacético. Entre las baquetas y los instrumentos de viento, construyó también amistades y aportó alegría a la gente de Camoapa.

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Esa dualidad entre músico y talabartero marcó su historia personal, pero fue su espíritu cooperativista el que ha dejado una huella colectiva en el municipio.

El nacimiento de una cooperativa

En la década de los sesenta, don Guillermo fue uno de los 25 fundadores de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Camoapam. La idea surgió en tiempos de proyectos comunitarios impulsados con apoyo internacional, cuando un grupo de artesanos, productores y trabajadores decidió organizarse para buscar el desarrollo local.

Nos reuníamos en casas de vecinos y recibimos capacitaciones. Ahí fue donde dijimos que queríamos una cooperativa de ahorro y crédito. Así nació este proyecto”, relata Hernández.

Los inicios fueron duros: sin edificio propio, la cooperativa funcionó en varias casas hasta que, con un préstamo de la Federación de Cooperativas de Ahorro y Crédito de Nicaragua (FECACNIC), lograron adquirir el local donde aún funciona.

La visión y la perseverancia de don Luis Guillermo Hernández Ramírez

Para don Guillermo, el secreto del éxito fue la perseverancia de los socios fundadores: “Yo creo que la cooperativa sobrevivió gracias al empeño de todos. Algunos se retiraron, pero yo me siento orgulloso de no haberme apartado del proyecto”.

La ingeniera Lucía Sequeira, socia de la institución, resalta el legado de Hernández y sus compañeros: “Fueron hombres y mujeres valientes que apostaron por el desarrollo de Camoapa. Gracias a ese esfuerzo hoy apoyamos a pequeños emprendedores que requieren de una mano para crecer”.

Hoy la cooperativa cuenta con más de mil socios y es reconocida como un motor económico de la localidad. El sueño de 25 pioneros, entre ellos Luis Guillermo Hernández Ramírez, sigue vivo y fortalecido.

Un legado vivo en Camoapa

A sus 88 años, don Guillermo es memoria viva de la historia reciente de Camoapa. Su vida sintetiza el esfuerzo de quienes, desde la pobreza y con trabajo honrado, logran transformar su realidad y la de su comunidad.

Don Luis Guillermo Hernández Ramírez, con camisa celeste claro y su clarinete, junto a la banda filarmónica.
Don Luis Guillermo Hernández Ramírez, con camisa celeste claro y su clarinete, junto a la banda filarmónica.

Músico, talabartero y cooperativista, su nombre quedará ligado para siempre a la historia de desarrollo local. En cada instrumento tocado, en cada albarda hecha a mano y en cada reunión de socios, está la huella de un hombre que soñó y trabajó por el progreso de su pueblo.

Actualmente, don Luis Guillermo Hernández Ramírez está retirado de las actividades cotidianas. Vive en su casa de habitación en el barrio Pedro Joaquín Chamorro de la ciudad de Camoapa, rodeado del cariño de su familia y acompañado de los recuerdos de su juventud, esos que lo vinculan a la música, la talabartería y a la historia de la cooperativa que ayudó a fundar.