La ciudad de Managua se ha sumergido en una atmósfera festiva con el inicio de sus fiestas patronales en honor a Santo Domingo de Guzmán. El pasado 31 de julio, la imagen del santo fue cuidadosamente retirada de su nicho, marcando el comienzo de una celebración que promete ser llena de fervor y devoción. La tradición, que reúne a miles de fieles cada año, se realiza en un ambiente de profunda religiosidad y orgullo cultural.
Las autoridades nicaragüenses han dado luz verde para las procesiones multitudinarias que se llevarán a cabo el 1 y el 10 de agosto. Esta decisión se tomó tras la reciente designación de la alcaldesa Reyna Rueda como mayordoma de las festividades. Su papel es clave para coordinar y supervisar las actividades religiosas y culturales que acompañan a estas celebraciones, asegurando así el éxito de los eventos.
Lea más: Pronostican lluvias y ráfagas de viento en Nicaragua para los próximos días
El sacerdote de la Arquidiócesis de Managua, consultado por el portal digital DESPACHO 505, enfatizó la importancia de estas festividades para la comunidad religiosa. Destacó que “las fiestas patronales no solo son una oportunidad para celebrar al santo, sino también para reflexionar y orar por el clero, así como para emular la virtud orante que caracterizó a Santo Domingo de Guzmán”. Esta recomendación subraya la dimensión espiritual que acompaña a las festividades.
Fiestas de la capital dedicadas a Santo Domingo de Guzmán
Las fiestas patronales de los capitalinos están programadas para incluir una serie de actos litúrgicos y procesiones que recorrerán las principales calles de Managua. Los fieles se unirán en una muestra de devoción y fervor, honrando a Santo Domingo de Guzmán con cánticos, oraciones y ofrendas. Las actividades también incluirán eventos culturales y recreativos, reflejando la rica tradición de celebración en la capital nicaragüense.
Managua vive estos días con un aire de unidad y esperanza, al tiempo que se celebra la figura de Santo Domingo de Guzmán. La festividad no solo fortalece la identidad religiosa de la ciudad, sino que también refuerza el sentido de comunidad entre sus habitantes, en una manifestación de fe y cultura que se celebra con gran entusiasmo.