
La maestra Juliana López Pérez (q.e.p.d), fue una docente rural de Camoapa con casi treinta años de experiencia. Ejerció su labor de manera empírica, pero con una excelente calidad educativa.
La maestra Juliana tuvo la visión de fundar el centro escolar Jardín Infantil Bambi, en Camoapa, el cual actualmente cuenta con casi doscientos estudiantes en educación inicial y primaria completa.
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La profesora Juliana López, nació el nueve de enero de 1932, fue una de las hijas mayores de la familia formada por Silvano López y Dolores Pérez. Desde muy pequeña le tocó trabajar en la venta de caramelos artesanales, que era uno de los medios de subsistencia de sus padres.
Al crecer la educadora, además de enseñar, formó una familia con cuatro hijos, de los cuales dos se dedican a la docencia.
La ingeniera Karla Espinoza López, es una de las hijas de doña Juliana. Recuerda que su madre fue una mujer súper jovial, alegre y supremamente positiva a pesar de los momentos difíciles que vivió. “Fue una persona entregada a su labor. Le gustaba enseñar, principalmente a los más pequeños. Ella fue muy especial con los niños y eso le ayudó mucho a desempeñar la docencia”, comentó la también maestra.
La profesora Espinoza López expresó que su madre, por cuestiones de la vida tuvo que trasladarse hacia las comunidades y ahí unas de las familias, la buscó para dar tutorías a los más pequeños. “Así comenzó su vocación, doña Juliana fue maestra rural en un momento de la historia de Camoapa donde las cosas no eran fáciles. Por ejemplo, tenía que recorrer caminos muy malos. Lo que yo recuerdo que dio clases muchos años en Las Trincheras”, detalló la educadora.
Doble mérito para la maestra Juliana
El docente jubilado Enard Guzmán, fue estudiante de la profesora Juliana. Comenta que recibió su primera educación en la comunidad de Las Trincheras y tiene muy buenos recuerdos de esa época. “Mi maestra, creo que nos educó muy bien, claro de acuerdo a la metodología de la época. Nos inculcó valores únicos, como el respeto hacia los miembros de nuestra comarca, son enseñanzas que te marcan la vida”, señaló el académico.
El profesor Guzmán afirma que la maestra Juliana, tenía doble mérito, así como los docentes de ese tiempo, porque tenían que impartir la educación en las mínimas condiciones. “Los libros de textos eran escasos, tenían que echar mano de lo que el ambiente les ofrecía. Pero para esa educación nos dio las herramientas para enfrentarnos a la vida”, enfatizó.
La profesora Karla Espinoza, cuenta que además de su amor por la educación, doña Juliana tuvo la visión de crear su propio emprendimiento, aunque sus inicios hayan sido por casualidad. “Cuando yo estaba pequeña recibía clases con ella y yo no quería. Entonces me dijo que si me conseguía una amiguita y así fue, entonces ya los vecinos se dieron cuenta de que estaba dando clases, llegaron más niños y así inicio el Bambi”, declaró.
La profesora Juliana López Pérez falleció el once de diciembre de 1993, cuando tenía 62 años de edad. Para quienes la conocieron fue una mujer súper alegre, con un carisma inigualable y una persona de mucha fe.

El reconocimiento a esta educadora que supo brindar una educación de calidad a pesar de las limitaciones de la época.