Una veintena de empresas alegan que cuentan con autorización del Marena y el Inafor. Comunitarios ven salir hasta nueve camiones cargados de tucas en un día. Otra secuela de acabar con los bosques es que los ríos se secan y falta el agua en varias zonas de este departamento

Los pocos bosques de pinares que aún existen en Las Segovias desaparecerán, debido al despale descomunal que sufren varios lugares de esta zona del país. Los comunitarios de la cordillera segoviana, solo ven pasar los camiones de las empresas madereras cargados de tucas.

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Uno de los lugares en el que las familias del campo les ha tocado ver el despale desmedido, es en la comunidad La Montañita, en Estelí. También de las comunidades estelianas de las áreas protegidas de Miraflor y El Tisey, donde se extraen grandes cantidades de pino y roble. Zonas consideradas reservas de oxígeno.

Empresas madereras cuentan con avales

Mientras, en los municipios de Mozonte, Dipilto, Jalapa y Quilalí, en el departamento de Nueva Segovia también las empresas madereras cuentan con avales de las autoridades del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), del Instituto Nacional Forestal (Inafor) y  de los alcaldes que dirigen las comunas en estas zonas del país. De aquí salen a diario camiones cargados con tucas de pino con rumbo a los aserríos de las ciudades de Ocotal, Somoto y Estelí.

Igual sucede en municipios como San José de Cusmapa, en el departamento de Madriz, un pueblo indígena en el que sus habitantes llevan años viendo como de las profundidades de sus montañas. También salen decenas de camiones cargando tucas de pinos. A la par, ven crecer extensas áreas ahora desérticas y donde solo quedan pequeños troncos de lo que una vez fueron árboles de pino.

Camiones salen cargados con tucas de pino hacia los aserríos de Ocotal, Somoto y Estelí.
Camiones salen cargados con tucas de pino hacia los aserríos de Ocotal, Somoto y Estelí.

Las familias de estos lugares, dijeron que denunciarlo servía de poco porque nadie los escucha. Además, son perseguidos después, por las autoridades políticas de la zona. “Increíblemente te amenazan de que te pueden meter a la cárcel. Uno termina siendo el delincuente y otros están llevándose la madera y destruyendo el medio ambiente”, denuncia un comunitario afectado.

La falta de agua, una secuela

Los bosques de pinares producían un clima envidiable por su frescura, por sus mantos de neblinas y constantes lluvias que recorrían desde el municipio de La Trinidad, pasando por Estelí y Condega hasta llegar al municipio de Jalapa. Nada de eso se ve ahora.

“Llevan meses sacando tucas de pino y pasan por aquí (la comunidad La Montañita). Todos los días hasta nueve camiones bien cargados con los trozos de árboles de pino con rumbo a los aserríos madereros de Estelí. Mire la carretera como la tienen casi destruida y lo que una vez fueron montañas ahora parecen desiertos”, denunció un campesino que encontramos por el camino polvoriento y dañado de esta comunidad, al noroeste de esta ciudad.

Tan solo el lunes por la mañana, los comunitarios vieron a cuatro camiones cargados de tucas de pino que iban hacia los aserríos. “Nosotros vemos pasar a diario de siete a once camiones viejos bien cargados de pino y roble. Una barbaridad”, dijo otro comunitario que pidió solo ser llamado Samuel.

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Los despales ocurren también en los municipios segovianos de Mozonte, Dipilto, San Fernando, Jalapa y Quilalí. Las familias ya han denunciado el daño ambiental de los bosques de pinares. Recuerdan que el despale ha deteriorado también las fuentes hídricas que ahora deja en cada verano, sin el consumo de agua a más de 37 mil habitantes de la mitad de los 50 barrios que conforman la ciudad de Ocotal, en Nueva Segovia.

Otra consecuencia: eliminan los bosques y matan cuerpos de agua

Con el despale se han dañado al menos 20 grandes vertientes de agua que bajaban de la reserva protegida de la cordillera de Dipilto–Jalapa, que deja a secas a unos 2 mil 800 pobladores de esa comunidades.

En años anteriores solíamos hacer tranques para evitar que los camiones salieran cargados de pinos y hasta protestamos en las alcaldías. Denunciamos en los medios de comunicación y ahora ya no se puede hacer eso. Vas preso, pero están causando mucha destrucción aquí”, denunció otro comunitario.

Extensas zonas que antes eran boscosas, ahora lucen “ralas” de árboles de pino en Madriz, Nueva Segovia y Estelí.
Extensas zonas que antes eran boscosas, ahora lucen “ralas” de árboles de pino en Madriz, Nueva Segovia y Estelí.

En esta zona ha disminuido la sacada de pinos, porque ya arrasaron con la mayoría de bosques que antes teníamos, ahora hasta el agua falta en las comunidades y en el poblado. Pero ahora están causando daños en otros lugares como la entrada de Cusmapa”, expresó un poblador que dice temerle a la represalia gubernamental y a la del alcalde del municipio indígena de San José de Cusmapa, en el departamento de Madriz.

Los culpables también son los dirigentes de los pueblos indígenas que tenemos en Cusmapa. Cómo son puestos ahora por el gobierno, hacen lo que les dicen, no se oponen a nada”, se lamentó otro poblador. Denunció que los madereros sacan pinos además por la comunidad La Esperanza y Los Llanitos.

“Estamos autorizados por Inafor”, dicen madereros

Según un maderero, la madera que se extrae de estas zonas de Madriz, Nueva Segovia y Estelí son de árboles de pinos afectados por el gorgojo descortezador. “Esos son los que nos autorizan las autoridades del Inafor y de las alcaldías. Nosotros no somos técnicos de esas instituciones para saber si están o no afectados, lo único que hacemos es procesar la madera”, se defendió.

Se conoce que los despales son ejecutados por unos 26 dueños de empresas madereras. En las últimas cinco semanas, han aumentado el uso de camiones y maquinaria pesada para la tala de enormes extensiones de pinares en las profundidades de las montañas de los municipios segovianos.