
El municipio de San Lorenzo, Boaco, se reunió en una misa solemne para honrar la memoria del diácono y mártir
La mañana del domingo 10 de agosto, centenares de personas católicas se congregaron en el templo de San Lorenzo para celebrar a su patrono. La misa fue presidida por el obispo de la diócesis de Granada, monseñor Jorge Solórzano Pérez, acompañado de sacerdotes de la zona de Boaco.
La festividad recordó que San Lorenzo, diácono y mártir, entregó su vida con alegría por amor a Cristo y su servicio a la comunidad. En su homilía, monseñor Solórzano destacó que morir por Cristo fue, para el santo, una verdadera bendición.
El obispo exhortó a las y los fieles a imitar a su patrono en la entrega y el servicio. Recordó que cada persona puede ser “luz para el mundo” a través de obras de amor y solidaridad.
Preparación espiritual y participación activa
El párroco local, padre Mario Talavera, resaltó que la celebración fue precedida por días de intensa preparación espiritual. La comunidad participó en confesiones, rezos del rosario y eucaristías especiales dedicadas al patrono.
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Al finalizar la misa, el padre Talavera agradeció a quienes colaboraron en la organización, desde la decoración floral hasta el apoyo económico. Resaltó que la festividad se llevó a cabo de manera austera, pero llena de fervor.
El sacerdote expresó su deseo de que la comunidad continúe unida en oración y que el próximo año puedan volver a reunirse para celebrar a San Lorenzo.
La vida y el martirio de San Lorenzo
San Lorenzo nació en Huesca, España, hacia el año 225 d.C., y sirvió como diácono en Roma, administrando bienes y atendiendo a las personas más necesitadas. Su vida estuvo marcada por el compromiso con los pobres y la fidelidad al Evangelio.
En el año 258, durante la persecución del emperador Valeriano, el Papa Sixto II fue ejecutado y Lorenzo recibió la custodia de los tesoros de la Iglesia. El santo los distribuyó entre los necesitados y presentó a estas personas como el verdadero tesoro de la comunidad cristiana.
El 10 de agosto de ese mismo año, San Lorenzo sufrió martirio al ser quemado vivo en una parrilla, convirtiéndose en uno de los santos más venerados de la cristiandad.
Un legado que trasciende los siglos
La figura de San Lorenzo sigue inspirando a millones de creyentes en todo el mundo. Su fiesta se celebra con procesiones, vigilias y actividades que refuerzan el sentido de comunidad.
En la iconografía, se le representa con dalmática, parrilla y, en ocasiones, con una bolsa de monedas o niños, símbolos de su caridad.
En San Lorenzo, Nicaragua, su memoria continúa viva, no solo como un evento religioso, sino como una oportunidad para renovar la fe y el compromiso con el servicio a las y los demás.