
El CEO de OpenAI alerta sobre una inminente crisis de fraude en bancos debido a la clonación de voces con inteligencia artificial
Durante una conferencia en la Reserva Federal de Estados Unidos, Sam Altman, CEO de OpenAI, lanzó una advertencia directa a la banca internacional: la inteligencia artificial ha hecho obsoletos los sistemas de autenticación por voz. “Es una locura mantener este sistema”, afirmó, en referencia al uso de la huella vocal como método de verificación en instituciones financieras.
Altman alertó que los clones de voz generados con inteligencia artificial son tan realistas que permiten suplantaciones de identidad con facilidad, dejando a bancos y clientes vulnerables a ataques. “La crisis de fraude está muy, muy cerca”, insistió, según reportes de KSAT y Axios.
Según datos recientes, el 91% de los bancos en Estados Unidos ya están revisando sus sistemas de verificación de voz ante el auge de esta amenaza. El problema no es futuro: ya está ocurriendo.
La clonación de voz con inteligencia artificial: una amenaza real y accesible
La tecnología detrás de la clonación de voz ha evolucionado rápidamente. Según Consumer Reports, solo se necesitan tres segundos de audio para generar una imitación convincente con inteligencia artificial. Estas herramientas pueden replicar tono, ritmo y acento de cualquier persona, desafiando la creencia de que la voz es un identificador único y seguro.
Varios periodistas han demostrado que pueden engañar sistemas bancarios usando voces clonadas, como lo informó KSAT. Esto evidencia lo fácil que sería para un ciberdelincuente acceder a cuentas protegidas por sistemas ya superados.
La popularización de la autenticación por voz, especialmente entre clientes de alto perfil, ha quedado desfasada frente a los avances tecnológicos. Ahora, la misma herramienta que ofrecía seguridad se ha convertido en un riesgo.
Bancos, reguladores y el desafío de adaptarse
Michelle Bowman, vicepresidenta de Supervisión de la Reserva Federal, moderó la conversación con Altman y mostró apertura a colaboraciones para enfrentar estos riesgos. “Eso podría ser algo en lo que podamos pensar en asociarnos”, comentó.
La respuesta de los reguladores refleja el creciente interés en la seguridad digital en la era de la inteligencia artificial. Las pérdidas por fraude mediante IA podrían alcanzar los 40.000 millones de dólares en 2027, frente a los 12.000 millones registrados en 2023, según datos citados por KSAT.
Este panorama obliga a una actualización urgente de protocolos de seguridad, una colaboración activa entre el sector financiero, las tecnológicas y los entes reguladores, y una estrategia global para mitigar el impacto de los deepfakes y la clonación de voz.
OpenAI: entre advertencias, expansión y competencia
La advertencia de Altman se produce en un momento tenso para OpenAI. Aunque la compañía ha alcanzado una valoración cercana a los 300.000 millones de dólares, enfrenta competencia intensa de Google, Meta, Amazon y startups emergentes como xAI.
Altman también denunció que empresas como Meta están ofreciendo bonos de firma de hasta 100 millones de dólares para captar talento de OpenAI. Sin embargo, aseguró que su equipo se mantiene fuerte y enfocado.
OpenAI ha pospuesto el lanzamiento de su próximo modelo de lenguaje para realizar más pruebas de seguridad, aunque no hay fecha definida. Mientras tanto, la compañía expande sus operaciones con contratos millonarios, como el acuerdo de 200 millones de dólares para proveer tecnología de IA al ejército estadounidense y una alianza con Mattel para incluir IA en productos de consumo como Barbie.
Equilibrio entre innovación y seguridad
La intervención de Altman ante líderes financieros no solo fue una advertencia, sino un llamado a la acción. Subrayó que la innovación tecnológica debe ir de la mano con la protección de los usuarios. Su mensaje es claro: sin medidas rápidas y coordinadas, la IA podría desencadenar una crisis de fraude sin precedentes.
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La inteligencia artificial puede transformar industrias y sociedades, pero también plantea desafíos urgentes. Las voces clonadas ya no son ciencia ficción: son una amenaza real. Y los bancos deben actuar ahora.