
Cada 20 de julio, la comunidad de Camoapa vive una emotiva celebración dedicada al Divino Niño que une devoción, esperanza y sonrisas infantiles
La celebración del Divino Niño Jesús en Camoapa cumple treinta años de historia, convirtiéndose en una de las actividades más esperadas por los niños y niñas del municipio. Lo que inició como un pequeño gesto de alegría para la niñez, hoy es una manifestación viva de fe y gratitud que congrega a familias completas en las parroquias locales.
El próximo 30 de julio se realizará una misa especial dedicada a la infancia de Jesús, seguida de momentos recreativos para la niñez. Además del festejo, muchas personas asisten para pagar promesas o pedir milagros relacionados con la salud de sus hijos e hijas.
Zoila Valle, una de las impulsoras de la festividad, recuerda con emoción cómo surgió la idea: “El padre Miguel Angulo propuso celebrar al Divino Niño, y la comunidad respondió con entusiasmo. Llegamos a preparar comida para más de cinco mil personas. Fue hermoso ver cómo nacía una devoción que hasta hoy sigue creciendo”.
Testimonios de fe y esperanza por la devoción al Divino Niño
La señora Valle afirma que durante estas tres décadas ha escuchado incontables testimonios de sanación, muchos relacionados con enfermedades infantiles. “Recuerdo el caso de un niño con un problema en el corazón. Los médicos no le daban esperanza, pero sus padres lo ofrecieron al Divino Niño. Hoy ese niño es un hombre sano”, relata con voz emocionada.
Este año, las parroquias de Camoapa han organizado actividades litúrgicas y momentos de convivencia en la eucaristía dominical de las ocho de la mañana. En la parroquia San Francisco de Asís, el padre Erick García invitó a las familias a participar con puntualidad y espíritu de oración. “Vendremos a celebrar los méritos de la niñez de Jesús. Queremos orden, alegría y fe”, explicó.
La parroquia Medalla Milagrosa también realizará una misa el domingo por la mañana, mientras que en Boaco Viejo, la parroquia Sagrado Corazón celebrará el 20 de julio a las ocho de la mañana, centrando su atención en los niños y niñas de catequesis.
Una devoción que cruzó fronteras
La devoción al Divino Niño Jesús tiene su origen en Colombia, impulsada por el sacerdote salesiano Juan del Rizzo en 1935. Luego de algunas dificultades con el título “Niño Jesús de Praga”, encontró una imagen diferente que representaba con ternura la figura infantil de Jesús y que rápidamente conectó con el pueblo colombiano.
Desde Bogotá, esta devoción se extendió por toda América Latina y otros países como Filipinas. Cada año, el 20 de julio, miles de personas celebran con misas, novenas y actividades culturales. El Divino Niño es considerado protector de la infancia, sanador de enfermos y guía espiritual en momentos difíciles.
Lea más: Camoapa conmemora 797 años de la canonización de San Francisco de Asís
En Nicaragua, esta expresión de fe ha sido adoptada con fervor, sobre todo en comunidades como Camoapa, donde se ha convertido en un símbolo de unidad, fe viva y compromiso con las nuevas generaciones.
Más que una fiesta: un acto de amor hacia el Divino Niño
El lema más conocido del Divino Niño Jesús, “Confía en mí y verás lo que haré”, sigue tocando corazones. Durante la celebración, se promueven valores como la alegría, la humildad y el amor por la infancia, elementos esenciales del mensaje evangélico.