
La crisis económica, el estrés, la división de familias por las migraciones, drogas y la falta de políticas estatales para atender la salud mental entre las causas
Las familias nicaragüenses enfrentan en silencio “el suicidio” un drama que va más allá de la crisis socioeconómica, un sufrimiento que se ha agudizado en los últimos meses y que es devastador.
Los especialistas creen que los casos han aumentado influenciados por un contexto marcado por las migraciones, la inestabilidad económica y el creciente consumo de drogas. Detrás de cada persona que se ha causado daño a sí mismo, hay historias de sufrimiento de familias enteras.
Una de esas historias es la de Matilde, una joven de 23 años que vive en un barrio de Managua. Matilde intentó quitarse la vida en dos ocasiones, pero gracias a la rápida intervención de su madre, fue llevada de inmediato al hospital, donde pudieron salvarla. Desde entonces, la madre de Matilde, ha emprendido una lucha sin tregua para mantener a su hija con vida, buscando ayuda psiquiátrica y espiritual en la Iglesia Católica.
El psiquiatra que atiende a Matilde la diagnosticó con depresión severa y trastorno de personalidad, originados por traumas no resueltos como el abandono paterno, la baja autoestima debido a la inconformidad con su aspecto físico, la infidelidad de amistades, una ruptura amorosa y la muerte de su abuela.
“Es una lucha constante porque tengo que estar alerta hasta que ella vuelva a recuperar ese sentido y amor por la vida. Es bastante agotador, pero es mi hija y tengo que luchar por ella”, dijo la madre.
Casos en aumento
Según datos del Ministerio de Salud, Minsa, en 2018 se registraron poco más de 300 muertes por suicidio. Tres años después, en 2021, la cifra aumentó a 330 y en 2022, alcanzó los 422 fallecimientos. Sin embargo, en 2023, el Minsa, dejó de reportar estas cifras en sus estadísticas oficiales, lo que sugiere una posible falta de transparencia en el manejo de esta crisis de salud mental.
La investigadora social María Calvo, de España, basándose en un estudio realizado en 2015 con la colaboración de la Universidad de Harvard de Estados Unidos, afirmó que la ausencia del padre tiene efectos devastadores en la familia y la sociedad. Según el estudio, el 63% de los suicidios de jóvenes, ocurren entre aquellos que no tienen una figura paterna y el 75% de los adolescentes en centros de desintoxicación no conocen a ninguno de sus padres.
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En Nicaragua, la ausencia de figuras paternas se ve agravada por el contexto socioeconómico. Muchos padres han tenido que salir del país por motivos económicos.
En algunos casos, ambos padres se ven obligados a emigrar, dejando a sus hijos bajo el cuidado de abuelos o familiares cercanos. Esta separación genera una percepción de abandono en los niños, quienes, sin un tratamiento adecuado, pueden desarrollar problemas emocionales que persisten hasta la adolescencia y la adultez.
Impacto del suicidio en las familias
El psiquiatra Christian Muñóz Farias destaca que los niños que crecen sin una figura paterna suelen desarrollar trastornos emocionales en la adolescencia, como la falta de identidad, inseguridad, soledad y depresión. Estos problemas pueden manifestarse en conductas de riesgo como el fracaso escolar, el consumo de alcohol y drogas, y la incapacidad de autorregularse emocionalmente.
En ciudades como Managua y Estelí, el consumo de drogas entre jóvenes es cada vez más frecuente. El acceso a sustancias comienza con el uso de pastillas combinadas con bebidas energizantes, que actúan como puerta de entrada a drogas más fuertes. Estos patrones de consumo agravan la ansiedad y la depresión entre los adolescentes, incrementando el riesgo de suicidio.
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Los expertos también han concluido que el celular puede provocar altos niveles de estrés y ansiedad en los adolescentes que llegan a tener uno desde temprana edad.
Casos alarmantes de suicidio infantil han conmocionado a la sociedad nicaragüense, como el ocurrido en Estelí, donde un niño de tan solo nueve años murió por autolesión, supuestamente motivado por un reto viral de la plataforma TikTok. Recientemente, en septiembre de 2024, se reportó el supuesto suicidio de un niño de siete años en una comunidad rural de Managua, lo que ha puesto en evidencia la falta de atención y prevención de este problema en el país.
La necesidad de intervención urgente
Quiroz es una psicóloga que trabaja con muchos nicaragüenses en Costa Rica. Señala que el suicidio es un problema global que requiere atención urgente. Quiroz resalta la importancia de reconocer señales de alerta como el aumento en el consumo de alcohol o drogas, pensamientos recurrentes sobre la muerte, cambios bruscos de ánimo, la realización de “rituales de despedida” como regalar pertenencias y, sobre todo, el aislamiento.
Es vital que se promueva una cultura de prevención, que incluya el fortalecimiento de la atención en salud mental, programas de apoyo emocional y la capacitación de la población para identificar y actuar ante estas señales. La crisis del suicidio en Nicaragua no es solo una tragedia personal para quienes lo sufren, sino un problema de salud pública que demanda una respuesta urgente y coordinada, recomienda.