El Milagro que dio inicio a la celebración
A mediados de la década de 1850, la capital nicaragüense, Managua, experimentó una notable efervescencia debido a la celebración de Santo Domingo de Guzmán. La tradición tiene sus raíces en 1885, cuando el campesino Vicente Aburto, mientras trabajaba en la propiedad de don Inocente García Lara en Las Sierritas de Managua. Descubrió una pequeña imagen de Santo Domingo dentro de un hueco en un árbol de madero negro. Al notificar a su patrón sobre el hallazgo, la noticia pronto se esparció por la región.

Los habitantes de las Sierritas llevaron la estatuilla a una iglesia en Managua, donde un sacerdote identificó la imagen como Santo Domingo de Guzmán, un misionero y defensor de los esclavos que vivió entre 1170 y 1221. Aunque el descubrimiento fue recibido con asombro, la imagen fue regresada a su lugar original en el árbol, solo para reaparecer milagrosamente en el mismo hueco. Este segundo hallazgo fortaleció la creencia en el carácter sagrado de la estatuilla.
El primer milagro y la creación de la tradición de Santo Domingo de Guzmán
El sacerdote que revisó la segunda aparición de la imagen recomendó construir una ermita en su honor y llevar la estatuilla a Managua cada año. Así, se instauró la tradición de la “traída de Santo Domingo”, y la imagen se convirtió en el patrono de Managua. Desde entonces, cada año, la imagen de Santo Domingo es trasladada a la capital, donde permanece en la iglesia que lleva su nombre durante 10 días, del 31 de julio al 10 de agosto.
Las festividades comienzan con la entrega de una tajona al Mayordomo de las Fiestas (actualmente, la alcaldesa). La tajona es un instrumento de madera y cuerdas de cuero, bendecido por el sacerdote y utilizado simbólicamente para flagelar a los mal portados. Durante la celebración, se realizan diversas actividades, incluyendo la vela del barco (que transporta al Santo), el tradicional Palo Lucio, la vela del Arco y la elección de la India Bonita.
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Durante los días principales de la festividad, el 1 y el 10 de agosto, las principales avenidas de Managua se llenan de celebrantes. Los devotos bailan al ritmo de chicheros en honor a Santo Domingo, conocido cariñosamente como «Minguito«. Los asistentes se visten con atuendos tradicionales, coloridos y distintivos, como trajes folclóricos, indios, “negritos” (cubiertos de aceite y polvo para parecer negros), “diablitos rojos” (pintados de rojo), y la tradicional “vaquita”. Algunos fieles realizan promesas y entran a la iglesia de rodillas, mientras otros bailan con su ropa habitual.
Curiosidades y tradiciones adicionales
Una curiosidad histórica de las festividades es la prohibición original de la venta de licor durante las primeras procesiones. Para sortear esta restricción, los comerciantes vendían licor disfrazado como “LECHE”, utilizando una bolsa de guaro como señal. Además, la famosa “Chicha de las 7 Quebradas”, una bebida fermentada, se elabora en honor a Santo Domingo. Esta bebida fue iniciada por el torólogo Lisímaco Chávez, quien la preparaba con el agua de su baño y la regalaba en las vísperas de la traída de Minguito. La tradición se ha mantenido viva en el barrio San Judas, convirtiéndose en un patrimonio familiar.
La celebración de Santo Domingo de Guzmán en Managua es un reflejo vibrante de la devoción popular y la riqueza cultural nicaragüense. Desde su origen milagroso hasta las festividades contemporáneas, la traída de Santo Domingo de Guzmán continúa siendo un evento significativo para la comunidad. Cada año revive esta tradición con entusiasmo y fervor.