Este dos de noviembre, como se acostumbra cada año, la iglesia católica a nivel mundial conmemora el día de los fieles difuntos y en Camoapa las autoridades eclesiales han pedido orar por las personas fallecidas. En la localidad se realizarán varias misas para recordar esta fecha religiosa.

El párroco de la iglesia San Francisco de Asís, padre Erick García, indicó que es una obligación orar por los difuntos, porque es un alivio para su alma. “Las plegarias de los vivos por nuestros muertos, Dios siempre las escucha. Por eso es que la iglesia dedica este día por ellos. Nosotros acá en la parroquia tendremos varias eucaristías por la mañana y la tarde para darle opciones de participación a la gente que trabaja”, señaló el sacerdote.

Por su parte, el párroco de la iglesia Sagrado Corazón de Jesús de la comunidad de Boaco Viejo, padre Gerald Jarquín, explicó que la oración por los difuntos se remonta desde hace muchísimos años. Está plasmada en varios pasajes bíblicos. “Cuando nosotros morimos iremos a un lugar de rehabilitación del alma llamado el purgatorio. Es por eso que nosotros oramos, para que el espíritu de nuestros deudos paguen sus culpas, pronto” enfatizó el presbítero.

Jarquín agregó que en la parroquia que dirige, se harán varias misas en las comunidades y en el templo principal, en la comunidad de Boaco Viejo. “Nosotros tendremos dos eucaristías a las diez de la mañana y cuatro de la tarde. La gente puede acercarse y anotar las intenciones por sus difuntos, es un día especial por su eterno descanso”, detalló el religioso.

Misas por los fieles difuntos

En la Parroquia Medalla Milagrosa de Camoapa, se harán cinco misas a las seis y treinta y a las nueve de la mañana, al medio día, a las tres, cinco y treinta de la tarde. En la iglesia San Francisco de Asís, las eucaristías se efectuarán a las seis y treinta y once de la mañana y a las cinco y treinta de la tarde.

El origen del Día de los Fieles Difuntos data del año 998, cuando fue instituido por el monje benedictino San Odilón, de Francia. Esta conmemoración fue adoptada por Roma en el siglo dieciséis y a partir de entonces comenzó a rememorarse entre los católicos de todo el mundo.

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La fecha concretamente se basa en la doctrina de que las almas de los fieles que al tiempo de morir no han sido limpiadas de pecados veniales, o que no han hecho expiación por transgresiones del pasado, no pueden alcanzar la Visión Beatífica. Se les puede ayudar con rezos y por el sacrificio de la misa.