Del miércoles trece al diecisiete de septiembre, integrantes de la Orden Franciscana Seglar de Camoapa realizarán un quinario de misas para conmemorar la impresión de las llagas del crucificado, en el cuerpo de San Francisco de Asís. Según la tradición cristiana, el también llamado Seráfico, fue el primer santo de la historia en recibir las heridas de la pasión de Jesús.

La señora Alfa Bodán es ministra de la Orden Franciscana Seglar en Camoapa. Comentó que las misas de las llagas se efectuarán de miércoles a viernes en el templo San Francisco de Asís a las cinco y media de la tarde. “El sábado dieciséis, que es el cuarto día, la eucaristía la tendremos en el templete del Tamarindo y el domingo, que es el último día, la función solemne será a las once de la mañana, en nuestro templo”, detalló la encargada.

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Bodán agregó que el último día del quinario de misas, una devota de San Francisco hará su profesión de fe, para integrarse al trabajo espiritual de la orden en Camoapa. “Nosotros destinamos este día, para hacer este ritual con nuestros nuevos miembros, decirles que la hermana que hará su profesión ha cumplido con los requisitos de formación, que es una obligación para pertenecer a la organización”, indicó la responsable.

Misteriosas llagas en los pies, manos y en el costado

Cuenta un relato franciscano que en el año 1,224, después de renunciar San Francisco a las banalidades que ofrece el mundo, en retiro de oración en el monte Alberna, donde pasó la cuaresma de San Miguel. Una mañana, en septiembre, de repente, vio bajar de lo más alto del cielo un serafín en figura de Cristo crucificado, que en rapidísimo vuelo vino a dispararse sobre él. Después de la visión dejó en su cuerpo las misteriosas llagas en los pies, manos y en el costado. Durante muchos años San Francisco ocultó de la vida pública este acontecimiento porque no se creía merecedor de ese privilegio divino.

Un fragmento de una carta pública escrita por Fray Elías de Cortona, uno de los compañeros de San Francisco, el tres de octubre de 1226, dice: “Y ahora os anuncio un gran gozo y un nuevo milagro. El mundo no ha conocido un signo tal, a no ser en el Hijo de Dios, que es Cristo el Señor. No mucho antes de su muerte, el hermano y padre nuestro Francisco apareció crucificado, llevando en su cuerpo cinco llagas que son, ciertamente, los estigmas de Cristo”.

Continúa el relato, “Sus manos y sus pies estaban como atravesadas por clavos de una a otra parte, cubriendo las heridas y del color negro de los clavos. Su costado aparecía traspasado por una lanza y a menudo sangraba. Por tanto, hermanos, bendecid al Dios del cielo y proclamadlo ante todos, porque ha sido misericordioso con nosotros, y recordad a nuestro padre y hermano Francisco, para alabanza y gloria suya, porque lo ha engrandecido entre los hombres y lo ha glorificado delante de los ángeles”.