
La noche del sábado veintisiete y el domingo veintiocho de mayo, la feligresía de Camoapa asistió masivamente a los templos católicos de la localidad para participar en la celebración de Pentecostés. Según la tradición cristiana esta celebración conmemora la venida del espíritu santo sobre los apóstoles y marca el fin del tiempo de pascua.
Lea más: Iglesia católica prepara celebración de pentecostés en Camoapa
Tanto en la parroquia San Francisco de Asís como en el Santuario de la Medalla Milagrosa se efectuó el pasado sábado una vigilia donde se habló sobre la importancia de esa festividad, además de realizar alabanzas y cantos.
El párroco de la iglesia San Francisco de Asís, padre Mario Talavera, quien presidió la misa el domingo de pentecostés, dijo que Dios siempre es fiel a su promesa de nunca abandonar a su pueblo, pues envía su espíritu a consolar. “Hoy celebramos a la tercera persona de santísima trinidad, que envía el señor para que nunca no sintamos solos a pesar de las dificultades” enfatizó el sacerdote.
Orar por la iglesia universal en fiesta de Pentecostés
La señora Delia Salazar, quien asistió a la vigilia, aseguró que su motivación para participar en la celebración de pentecostés fue orar al espíritu santo por la iglesia universal. “En todo el mundo en la actualidad hay mucha persecución a nuestra iglesia. Tenemos que pedir fortaleza, para permanecer firmes en nuestra fe”, aseveró la feligrés.
Pentecostés es una festividad de carácter religioso que se celebra cincuenta días después de la pascua, poniendo fin a este periodo litúrgico. Se festeja tanto en la religión judía como en la cristiana. Por ello, la Iglesia dedica la semana de Pentecostés en honor al Espíritu Santo.
Para los cristianos, es la conmemoración del descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles de Jesucristo, que marca el nacimiento de la Iglesia. El término, como tal, hace precisamente alusión a los cincuenta días que transcurren desde la Pascua hasta el Pentecostés. Los cristianos celebran la venida del Espíritu Santo, que tuvo lugar, según la Biblia, el quincuagésimo día después de la Resurrección de Jesucristo.