La zona es uno de los balnearios del Gran Lago de Nicaragua ubicado en la ciudad de Rivas, que cuenta con una bella panorámica de la isla de Ometepe

Al llegar por primera vez a playa La Virgen, lo primero que se observa  es la intensidad de los vientos que descienden de la isla de Ometepe y hacen mantener un oleaje constante en las aguas del Gran Lago de Nicaragua.

La costa es muy amplia para caminar en la arena y luego sumergirse en las aguas, para disfrutar de un refrescante baño, más aún en estos tiempos que se ha prolongado la época de verano y las familias buscan lugares  donde calmar  el intenso calor.

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En los últimos años, los lugareños del poblado de La Virgen, han visto llegar una mayor cantidad de visitantes durante la época de verano. En esta zona del sur de Rivas, se instalaron los parques eólicos que aprovechan los fuertes vientos que mueven las gigantes aspas de los aerogeneradores para generar energía limpia.

Formas de subsistir

Los molinos de viento se observan al llegar a este bello destino turístico que se ubica en el kilómetro 120 de la carretera panamericana, que también conduce al puesto fronterizo de Peñas Blancas.

“Este lugar despertó el interés turístico de los nicaragüenses, luego que los inversionistas de los parques eólicos dieran a conocer el potencial de los vientos que  existe en esta zona del Gran Lago de Nicaragua”, relató Luis Vílchez.

El desarrollo turístico en esta comunidad motivó a varias familias a construir cuartos en sus patios que luego ofertan a visitantes como lugares para hospedarse. Algunos ofrecen camas múltiples, con precio de hasta 60 dólares los fines de semana. Otros ofrecen comidas.

Fuertes vientos

Una de las mujeres de la zona detalló que al acercarse los fríos de navidad, las familias que habitan a orillas de la costa, tienen que cerrar las puertas de sus casas por las corrientes de aire que circulan en esta zona del departamento de Rivas.

Al caminar por las angostas calles de este poblado, encontrás  los vestigios de las primeras casas construidas por antiguos pobladores con techos de tejas y paredes de maderas que mantienen un clima fresco en el interior de  cada vivienda.

Se requiere mayor inversión Playa La Virgen

En esta maravillosa playa se obtiene una amplia vista a la isla de Ometepe y con los cielos despejados se dejan observar con claridad los volcanes Concepción y Madera.

Este destino encierra un aire meditativo que permite contemplar lo hermoso y fuerte de la naturaleza reflejado en un árbol conocido como ¨gallito,” que nació en las hendijas de las abundantes roca de piedra fina que están a pocos pasos de la playa.

Desde este sitio las autoridades del Instituto Nicaragüense de Turismo (INTUR), en conjunto con los ediles del departamento de Rivas han lanzado los planes de verano. Sin embargo este lugar carece de infraestructuras, para que el turismo permanezca más tiempo, no se cuenta con bancas, baños y  alumbrado público.

En la entrada de este destino, solo funciona un restaurante y algunos bares que ofrecen su servicio a visitantes nacionales y extranjeros. La mayor afluencia de turistas se registra en Semana Santa, donde sus pobladores obtienen mayores ingresos alquilando enramadas  de palma de coco que construyen en la costa.

Las autoridades del Instituto Nicaragüense de Turismos (INTUR), en conjunto con los ediles sandinistas han ocupado de escenario las costas de playa La Virgen, sin embargo los pobladores resaltan que la inversión y promoción de este destino es nula.

“Necesitamos una mayor inversión en nuestra playa, como un hermoso malecón donde los visitantes, además del buen clima y baño, gocen de otras alternativas”, resaltó un líder de la comunidad.

Entrada gratis a Playa La Virgen

El acceso a esta hermosa playa no tiene ningún costo económico y se tiene un buen acceso con vehículo hasta la costa, algunas familias ofrecen los deliciosos pescados fritos a los visitantes.

Según el relato de los lugareños el nombre de Playa La Virgen lo adoptó la comunidad en homenaje a una embarcación que tenía ese nombre. Se anclaba en esas costas, para luego sus tripulantes ir a buscar sal hasta San Juan del Sur, para luego llevarla a la isla de Ometepe.

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“Cuando era joven aún se observaban en la playa los palos del muelle, donde arribaban los tripulantes de las embarcaciones. Con el paso del tiempo esos postes sucumbieron, hoy esta comunidad la integran más de cien casas y anteriormente era un pequeño caserío”, manifestó Luis Valdez.