Radio Camoapa
Las monjas trapenses, que abandonaron el país hace dos meses, lo habían confiado a la Diócesis de Chontales
El gobierno ordenó que el INTA (Instituto Nacional Tecnológico Agropecuario) tome posesión del Monasterio Santa María de la Paz, también hay malestar porque dicen han perdido el lugar donde oraban y encontraban consejo. La salida de las hermanas trapenses de Chontales ha dejado triste a la feligresía católica que las conoció.
“Nos quedamos sin las hermanas y sin el monasterio”, dijo una de las personas que lamenta la ausencia de las hermanas trapenses.
El lunes 10 de abril funcionarios del Ministerio de Gobernación informaron a las autoridades eclesiales de Chontales que el Monasterio Santa María de la Paz ahora es “propiedad estatal” y, por tanto, ya no podrán ingresar a esos predios.
Antes de retirarse del país, el pasado 24 de febrero, las hermanas trapenses pidieron la disolución voluntaria de su organización ante el Ministerio de Gobernación, y realizaron las diligencias para entregar el Monasterio Santa María de la Paz a la Diócesis de Chontales.
“Dieron todos los pasos legales para donar el bien, pero de nada sirvió”, según un abogado de Juigalpa.
Contemplación, trabajo y cercanía con la comunidad en monasterio
El monasterio Santa María de la Paz fue fundado y construido por las monjas, y por años fue un centro de oración, consejería e intercambio entre la comunidad de San Pedro de Lóvago y las monjas trapenses, que hacían y vendían libros sobre la fe católica y rosarios, y con las frutas de las plantas que habían cultivado hacían y vendían mermeladas a la comunidad.
Las monjas trapenses llegaron a Nicaragua el 20 de enero del año 2001, procedentes de Hinojo, Argentina, para fundar el monasterio Santa María de la Paz en San Pedro de Lóvago, municipio del departamento de Chontales.
Las monjas trapenses son una orden contemplativa de la Iglesia Católica. Alaban a Dios, piden por la salvación de cada ser humano. En San Pedro de Lóvago empezaban sus oraciones desde la madrugada y alternaban con el trabajo en distintas horas, leían la biblia, y terminaban su jornada rezando.
