La necesidad de dinero, o no estar solos en sus casas, son algunas de las razones que lleva a ancianos a salir a trabajar 

El trabajo informal, una dura realidad de adultos mayores en Matagalpa. Algunos con pensión mínima de 2 mil córdobas y otros sin un ingreso fijo, salen a ‘rebuscarla’ para tener algo que comer ese día.

Don Félix Pedro Orozco Díaz tiene 64 años, vive en la zona sur de la ciudad de Matagalpa, en el barrio Sor María Romero. No es pensionado, no recibe ingresos por ningún lado y tiene a cargo a su esposa y a una nieta. Ellos sobreviven al menos con 150 córdobas al día.

Orozco cuenta que todos los días se dirige a su trabajo a las 8 de la mañana, un empleo que él se “inventó por pura necesidad”. 

Su día a día es en el parqueo de un supermercado en la ciudad norteña. Su labor consiste en acomodar los carritos de compras, ayuda a cargar bolsas y ahí recoge para su “comida del día”.

“Yo tengo trabajando aquí 3 meses, andaba recogiendo latitas (latas de aluminio) con eso me ayudaba aunque sea con 100 pesos. Aquí halo los carritos, cuando los dejan tirados, cuido las motos, ahí me dan 5 o 10 pesitos, vendo mascarillas, busco salir adelante de una u otra forma y diario logro hacerme entre 150 a 180 córdobas para la comidita”, comentó Orozco, añadiendo que en su vida ha trabajado de todo un poco.

Don Félix Pedro Orozco se inventó un trabajo organizando los carritos de compras en un supermercado local. Ayuda a los visitantes con las compras y cuida los vehículos en el parqueo.

“Yo he sido lustrador, reparaba zapatos, recogía chatarra, limpiaba solares, fui jardinero, pero la vida está dura para nosotros los viejos”, manifestó don Félix.

Comercio informal fue su solución 

Doña Flor Averruz tiene 67 años y la mitad de su vida se ha dedicado a la venta variada. Ofrece tamales, cuajada, calcetines, pañuelos, entre otras cosas. Asegura «no hay de otra»  ya que a su edad no hay empleo.  

“La situación que se está viviendo es difícil, hay que soportarla porqué así es la vida, tengo más de 30 años de venir a ponerme aquí a vender, mis hijos me apoyan pero a veces no se ajusta”, lamentó.

“Si no trabajo me enfermó, así somos los viejitos”, asegura por su parte doña Auxiliadora Pérez de 68 años y 25 de vender en el mercado de Guanuca. Vende lo que logra conseguir, dice que a diario gana entre 150 a 200 córdobas pero no es suficiente para cubrir todos los gastos que ella y su familia demandan.

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“Compro mis cositas de la casa con lo que logro sacar o voy recogiendo (ahorrando) para otras necesidades, antes vendía productos nuevos pero después de la guerra (Protestas del 2018) ya quedé en cero y ahora vendo productos viejos como zapatos, chinelas, cosas que me vienen a vender a mi y yo revendo. Así es mi día a día» expresó doña Auxiliadora.

En la actualidad es notorio en Matagalpa el incremento de comerciantes o trabajadores informales que ya son adultos mayores. Es común verlo en parques, aceras, o en otros puntos de la ciudad tratando de ganarse el sustento de cada día.

Con dificultad lograr sobrellevar su necesidades de salud y, en casos de emergencia, terminan en centros de salud y hospitales públicos, sin posibilidad de acceder a los medicamentos que sus enfermedades crónicas les demandan.