Cuidar caballos no se me hace un trabajo porque en Nicaragua me dedicaba a la agricultura, recorría el campo con un machete. Me levantaba a las cuatro de la mañana y volvía a las cuatro y media de la tarde”, relata el nicaragüense Armando Olivas quien salió del país en 2016, cuando aún tenía 26 años, publicó el portal de El País.

Olivas cuenta que legó sin nociones, con la esperanza de un futuro menos esclavo. Seis años después trabaja en el Hipódromo de la Zarzuela y uno de los caballos a los que cuida con mimo, Lordofthehorizon, ganó el año pasado el Gran Premio de Madrid.

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Olivas partió del pueblo donde vivía en el municipio Totogalpa para llegar a España, donde vivían su madre y un primo. “Cuando nació mi hijo, ellos me dijeron que me ayudarían a encontrar algo”.

Recuerda que aterrizó un miércoles y para el sábado ya tenía una entrevista para cuidar ovejas, aunque no terminaba de verse en aquella ocupación. Entonces, su primo, que trabajaba en el hipódromo de San Sebastián, le propuso a su jefa que le diera un empleo.

“Yo no sabía ni lo que era”, recuerda. Su familiar le enseñó a trotar y su ilusión creció a medida que entendió aquel mundo.

Al principio le asustaban los caballos; no por el animal, sino por todos los cuidados que requerían. Allí aprendió las bases, pero el entrenador dejó de tener caballos y el nicaragüense de 32 años decidió buscar fortuna en Madrid.

Se enfrentaba a la precariedad e inestabilidad de no tener papeles. Lo resolvió tres años y medio después de su llegada: el preparador del Hipódromo de la Zarzuela, Patrik Olave, le ayudó a regularizar su situación.