
Un estudio analiza cómo perciben los menores de 18 años las frecuentes amenazas, coacciones, agresiones sexuales y controles. Es común, y lo peor es que no se considera violencia, leer por chat: “Al final, tendré que quedarme en casa por tu culpa”. “¿Por qué no me has respondido?”. “¿Sabes dónde está? Le he estado escribiendo toda la tarde y no me responde”. “Envíamela [una foto de contenido sexual]. No te cuesta nada”. “Parece que ya no me amas”, publicó el portal El País.
Son frases que los adolescentes reconocen como habituales en sus conversaciones de pareja y en grupos de WhatsApp. Un estudio, desarrollado por Virginia Sánchez-Jiménez, María Luisa Rodríguez de Arriba y Noelia Muñoz Fernández, de los departamentos de Psicología Evolutiva de las universidades de Sevilla y Loyola, ha investigado si las perciben como agresiones y en qué grado.
Según la investigación, publicada en Journal of interpersonal violence, todos identifican estas conversaciones como comunes en sus relaciones. Sin embargo, ellas las notan como más agresivas, mientras ellos creen que son menos graves. La investigación parte de una premisa preocupante: las tecnologías se utilizan para coaccionar y agredir a la pareja y estas actuaciones están presentes en gran parte de las relaciones entre adolescentes.