
El proyecto beneficia a unas sesenta y cuatro familias del sector
La comunidad de Laguna Negra, ubicada en la periferia suroeste de la ciudad de Camoapa, al fin puede abrir el grifo para recibir agua en su propia casa. La espera de este proyecto vio pasar más de cinco hojas del calendario, pero el pasado viernes 21 de octubre su entrega oficial fue una realidad.
El proyecto tuvo un costo aproximado de ocho millones de córdobas y beneficia a 64 familias del sector. Inicialmente se habían hecho perforaciones en la misma comunidad, pero fue necesario buscar una fuente de agua en la parte baja de la comarca El Roblar, desde donde se impulsa el vital liquido para almacenarse en un tanque aéreo y luego distribuirse en los servicios instalados.

En la actividad de inauguración participaron las autoridades del gobierno local y funcionarios del Fondo de Inversión Social de Emergencia, FISE, quienes compartieron el esfuerzo presupuestario para la obra. El FISE aportó aproximadamente siete millones de córdobas con fondos financiados por el BCIE, mientras que la alcaldía y la comunidad lo hicieron con un millón aproximadamente.
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La alcaldesa de Camoapa, licenciada Greetcheng Martínez, reconoció que hubo inconvenientes que retardaron la realización del proyecto, pero mostró su satisfacción al darlo por inaugurado.
Por su parte la señora Teresa Treminio en representación del FISE dijo que la inauguración del sistema era motivo de celebración en la comunidad, pero que surgía la responsalidad de cuidar el proyecto.
En este proyecto, la comunidad de Laguna Negra aportó con su fuerza de trabajo, garantizando el zanjeo de unos cuatro mil metros lineales para ubicar la tubería. El señor Melvin Rodríguez, habitante del lugar tomó la palabra en el acto inaugural y se mostró agradecido en nombre de su comunidad enfatizando que desde el 2017 gestionaban la obra.
Antes de esta obra, la comunidad se abastecía de algunos pozos artesanales y algunos ojos de agua que a veces aparecían en la temporada de lluvia. El acceso al agua siempre fue una demanda permanente de las personas de esa comunidad, quienes aprovechaban cualquier espacio posible para elevar su voz de forma organizada.

Según la funcionaria del FISE, el pozo tiene la capacidad de atender a cien familias y su vida útil podría ser de veinte años.