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Nieto fue el verdugo de su abuela de 80 años
La Policía de León presentó a Juan José Obando Olivas como el autor del atroz crimen tipificado como parricidio
La comunidad de ‘Los Cocos’, ubicada en la zona rural del municipio de Telica, en León, aún no sale del asombro al conocer que nieto fue el verdugo de su abuela, por la forma cruel y con saña con la que fue asesinada la anciana de 80 años Adilia María Olivas Rivera.
Los hechos se registraron la mañana del día sábado 28 de mayo. Miembros de la Policía Nacional se presentaron a la casa donde vivía la anciana a realizar las investigaciones pertinentes y la tarde de ayer dieron a conocer que Juan José Obando Olivas, nieto de doña Adilia, fue quién le privó de la vida a través del estrangulamiento.
En el comunicado dado a conocer por la Jefatura de la Policía de León se detalla que «el sujeto Juan José Obando Olivas motivado por problemas de propiedad y discordias familiares, discutió con su abuelita Adilia Olivas, la agredió y estranguló provocándole la muerte». En el mismo documento la policía informa que el delincuente admitió los hechos el cual fue tipificado como parricidio.
La policía informó que Juan José Obando Olivas fue puesto a la orden del Ministerio Público en donde será procesado por el delito cometido.
Extraoficialmente se maneja que la molestia de Obando Olivas se debió a que doña Adilia había decidido heredar su propiedad a otra de sus nietas y a su hija que vive en Estados Unidos.
Abuela trabajadora
Vecinos y familiares de doña Adilia María la recuerdan como una mujer esforzada que siempre estuvo activa garantizando el sustento de las tres hijas que procreó.
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«Ella de joven trabajó en los algodonales. Ahorita, siendo mayor, salía al mercado de León a vender las frutas y verduras que cosechaba en su patio«, recuerda Carlos Enrique Guido, sobrino de la víctima.
Los restos de doña Adilia María Olivas Rivera fueron trasladados al cementerio local para darle cristiana sepultura, el propio sábado 28 de mayo, día que fue asesinada por su nieto en horas de la mañana. Por su parte Anielka Manzanares, quién asistía a la misma iglesia católica a la que iba doña Adilia, lamentó la forma atroz en que murió la anciana. «Nadie merece morir de esa manera«, expresó.
Y es que de acuerdo al relato de su sobrino Carlos Enrique «mi tía estaba arrodillada, amordazada, atada de pies y manos junto a su cama«.