El Cardenal Leopoldo Brenes, declara el mes de julio de cada año, como el mes «del silencio» ante el atentado en la Catedral de Managua que dejó calcinada la imagen de la Sangre de Cristo.
El Arzobispo de Managua, indicó desde la capilla quemada de la Sangre de Cristo que «el demonio anda suelto, y quiere herir a la Iglesia, a los obispos, a los sacerdotes, a nuestras religiosas, a nuestros fieles».
El cardenal sostuvo que “nada puede tocarnos, porque Cristo está cerca de nosotros, y nada ni nadie puede apartarnos del Señor».