Edgar Díaz es un joven nicaragüense originario de Camoapa y tiene más de tres años de vivir en Alicante, España. Díaz se dedica a la música y forma parte de un mariachi para ganarse la vida y ayudar a su familia. Desde que el virus apareció en China, Edgar ha seguido las noticias y oportunamente adoptó las medidas preventivas para evitar un contagio, especialmente cuando supo que se habían confirmado los primeros casos en España. No obstante, los cuidados asumidos por el joven fueron insuficientes, porque hace doce días se sintió mal de salud y cuatro días después decidió ir a la emergencia de un centro hospitalario, donde efectivamente le confirmaron que padecía los efectos del COVID-19.
Por tratarse de una persona joven, sin antecedentes de problemas respiratorios u otra condición crónica en su salud, fue remitido a su casa, con un tratamiento paliativo y el aislamiento. Edgar comparte su testimonio para sensibilizar a quienes minimizan la letalidad del virus, especialmente a las autoridades nicaragüenses, porque todavía no adoptan medidas adecuadas para proteger a la población.
